A medida que cumplimos años la tendencia es ir reduciendo progresivamente las horas que destinamos al sueño, sobre todo al más profundo. No obstante, hay que procurar descansar
Reposar es fundamental. En todas las edades. También cuando se es mayor. Es cierto que a medida que cumplimos años la tendencia es ir reduciendo progresivamente las horas de sueño, sobre todo las que se denominan de sueño profundo, el más reparador de los sueños y que nos ayuda a levantarnos alegres y con una sensación de que nos vamos a comer el mundo.
La pérdida progresiva, con la edad, de estas horas de sueño profundo provoca que nos despertemos más veces por la noche. Pero esto es algo lógico y normal; forma parte de la evolución del patrón del sueño. Cuando somos mayores dormimos, por lo general, de manera diferente, no tanto de un tirón. Pero eso no significa que no descansemos. Aunque no lo hagamos como un bebé, sí que descansamos. No hay que obsesionarse por ello. ¡Que no te quite el sueño!
Ahora bien, ocurre que algunas personas mayores que atraviesan por determinadas situaciones de ansiedad y otros inconvenientes serios o enfermedades acaban siendo presa del insomnio. Y esto sí que puede llegar a ser un problema importante.
El insomnio en mayores puede tener consecuencias graves como depresión, irritabilidad, deterioro cognitivo, torpeza motora (y, añadido a ello, riesgo de caídas y lesiones), fatiga… Conviene, por todo ello, atajarlo lo antes posible. El tratamiento puede ser farmacológico (siempre que así lo determinen los médicos), aunque antes de recurrir a la ‘química’ hay algunas iniciativas que se pueden intentar.
Nuestros 5 consejos ‘naturales’ para combatir el insomnio:
- Cena ligero. Las digestiones pesadas son enemigas del sueño reparador. Dice el refrán que hay que desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo. Y a ser posible, que esa cena de mendigo sea al menos un par de horas antes de irse a la cama. Una infusión caliente en los instantes previos te ayudará a relajarte. Evita el alcohol y otros estimulantes como el tabaco y la cafeína. Ah, y ojo con las siestas largas. En caso de que tengas el hábito de echarlas, que no excedan los 20 minutos o la media hora.
- Trata de repetir siempre el mismo ritual. Fija una hora para irte a la cama y respétala. Y aléjate de todo aquello que pueda alterarte antes del sueño: películas o series siniestras o tremebundas; calor excesivo; luz intensa; ruido…
- La cama es para dormir. Bueno, y para las relaciones íntimas. Pero para nada más. Debe ser un lugar especialmente confortable: el colchón, las sábanas, el edredón…
- Apaga el teléfono móvil. O déjalo en ‘modo avión’. Si sólo lo dejas en silencio, lo normal es que brille y/o vibre en caso de que alguien te envíe un mensaje o te llame y eso podría perturbar tu descanso.
- Piensa en cosas agradables. Esto es muy importante. Relájate y respira lentamente. Aleja los pensamientos negativos. Concéntrate en disfrutar del descanso.
En la RESIDENCIA JANDONIZ velamos para que nuestros mayores disfruten de un sueño apacible y reparador, y que estén así en óptimas condiciones para afrontar todas las actividades programadas en el día siguiente.
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